Con las obras en su recta final, el concejal de Infraestructura y Servicios Públicos del Ayuntamiento de Huelva, Luis Albillo, ha anunciado “que los niños y niñas de La Ribera podrán empezar a disfrutar de su nuevo parque infantil en los próximos quince días”. Albillo se ha mostrado así satisfecho de la consecución de un proyecto que “ha sido una prioridad del equipo de Gobierno municipal" para dotar a esta barriada onubense de su primer parque infantil, ya que hasta ahora carecía de una zona de juegos y recreo para los menores.

Asumiendo la demanda de los vecinos como un compromiso electoral, el concejal ha señalado que “era una cuestión de justicia equiparar La Ribera al resto de barrios de la ciudad, con una infraestructura para que los niños y niñas puedan jugar en el espacio público, porque además de los beneficios para el buen desarrollo físico, emocional, social e intelectual de los menores, los parques sirven de punto de encuentro y convivencia y fomentan la sociabilidad”.

La previsión de puesta a disposición de las nuevas instalaciones se establece en quince días porque ya se han culminado los trabajos de obra civil y se han instalado los juegos y la valla de seguridad de vivos colores, tras su cimentación y anclaje. Además, se ha extendido el crudo en negro, sobre el que ahora es preciso disponer las placas de caucho de color. Sin embargo, es preciso esperar a que se oree la base y es imprescindible que el material esté totalmente seco, por lo que se está pendiente de la meteorología. Además, antes de abrirlo al público, es preciso que la empresa certificadora supervise todas las medidas de seguridad. 

La ubicación del nuevo parque, consensuada con los vecinos en un espacio pavimentado de la calle Ulises, ha obligado además a la reubicación de una parada de Emtusa y a reforzar la seguridad, mediante una valla adicional de unos 25 metros, que correrá longitudinalmente en paralelo al acerado, para proteger la zona, intensificando la distancia y separación con la carretera nacional adyacente. 

Se trata de un área de unos 90 metros cuadrados, integrada por una torre en altura, con tobogán, escalera, rampa, trepadora y juegos psicomotrices que permite crear diferentes recorridos; una casita de juegos, con distintas funciones y un muelle balancín. Para el suelo se utilizará pavimento de caucho en colores y valla perimetral, incluyendo información detallada sobre normas de uso, seguridad y edades aconsejadas, mediante paneles indicativos y certificación de toda la instalación, siguiendo la normativa europea. 

Los juegos instalados cubren diferentes franjas de edad, incluyendo un elemento adaptado para toda clase de capacidades tanto físicas como sensoriales. El objetivo general en la ciudad es apostar por la integración, con juegos universales, en cuanto a sistemas y medidas seguridad, y dispuestos en diferentes alturas, para que niños con y sin discapacidad puedan disfrutar y aprender juntos.

Las obras incluyen además la recolocación de los bancos y papeleras y la reforma de los alcorques de los naranjos situados en los alrededores, siguiendo la técnica a base de pavimento drenante y grava, con la que se consigue salvar el desnivel, eliminando barreras arquitectónicas para evitar caídas y tropiezos y contribuyendo además a mejorar la estética urbana.