Los técnicos municipales están llevando a cabo una revisión individualizada de todas las palmeras datileras que hay en la ciudad de Huelva para comprobar su estado y en caso de detectar algún tipo de riesgo proceder a su tala. El estudio se centra en las palmeras datileras de sexo femenino que fructifican, generando dátiles que pueden llegar a acumular en las copas hasta 200 kilos de peso, lo que dada la flexibilidad de las palmeras, con el estado de vitalidad adecuado, no presenta problemas, más allá de las labores de poda periódicas que desarrolla el Ayuntamiento de Huelva. No obstante, los dos últimos episodios de caídas de ejemplares en el centro de la ciudad hace recomendable una revisión profunda que complemente la conservación periódica que se realiza.
Habitualmente los trabajos de poda y revisión se realizan en otoño. Sin embargo, los incidentes de las pasadas semanas con la caída de dos ejemplares hizo que el área de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Huelva adelantase los trabajos así como iniciase un profundo estudio de todos los ejemplares existentes. En Huelva hay unas 2600 palmeras, algunas de ellas centenarias. Las que se están examinando son las 200 datileras existentes por las calles y plazas onubenses, que son las que pueden presentar algún riesgo. Ni las canarias ni las washingtonias tienen problemas de estabilidad. Hasta la fecha se han estudiado ya 45, lo que supone casi el 25% del total, de las que 5 han tenido que ser cortadas por encontrarse en riesgo.
Los técnicos realizan un estudio de densidad a través de una resistografía que mide el interior del tronco, detectando anomalías y presencia de parásitos. Además, la observación exterior permite comprobar si hay un estrechamiento en el cuerpo de la palmera. En caso de ser inferior a 50 centímetros de diámetro se considera que hay riesgo de fractura por lo que se estudia la necesidad de corte. También se hacen pruebas de esfuerzo a través de la movilidad para comprobar que la flexibilidad a los embates del viento de la palmera es correcta.
El control exhaustivo ha permitido comprobar cómo el estado de hidratación de los ejemplares es óptimo. Para ello se utiliza una cámara térmica que permite ver la temperatura interior así como el grado de humedad del tronco. Este sistema alerta además de la existencia de algún hongo o la presencia del picudo rojo ya que su presencia provoca una subida de la temperatura interior.