Miembros de la Corporación Municipal, personal de la concejalía de Servicios Sociales e Igualdad y trabajadores sociales del Ayuntamiento de Huelva se han concentrado esta mañana, a las 12.00 horas, a las puertas del edificio municipal ‘Gota de Leche’ para manifestar su condena a la agresión sufrida ayer por una compañera en el Centro de Salud del Torrejón. De esta forma, se responde al minuto de silencio convocado por el Colegio Profesional de Trabajadores Sociales de Huelva tras la brutal agresión que derivó en su ingreso en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva.
La concejala de Políticas Sociales e Igualdad, María José Pulido, ha mostrado su apoyo “a la persona y a la profesión” denunciando “una situación que no debería repetirse nunca más”. Pulido se ha referido a la profesional agredida “como una gran persona, que lleva muchos años desempeñando una labor ejemplar y muy reconocida por todos los compañeros a favor de los colectivos más desfavorecidos de la barriada del Torrejón, desde el respeto a la dignidad” trasladando “el respaldo unánime de todos los trabajadores sociales que desde los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Huelva conocen muy bien las situaciones y problemas a los que se enfrenta cada día”. En este sentido ha señalado que “no podemos permitir en ningún caso que estas situaciones se normalicen y por eso tenemos que denunciarlas y mostrar nuestra total repulsa”.
De esta forma, el Ayuntamiento de Huelva se suma al manifiesto del Colegio Profesional de Trabajo Social de Huelva en el que muestra “su apoyo y solidaridad ante la situación de agresión sufrida por una compañera Trabajadora Social Sanitaria del Centro de Salud de El Torrejón, la cual ha sufrido agresión física y verbal por parte de una persona usuaria”.
Un manifiesto dirigido a expresar “la más enérgica repulsa ante las situaciones de violencia que pueden sufrir las y los profesionales del Trabajo Social de cualquier ámbito de intervención, al igual que cualquier otra persona profesional”.
El manifiesto continúa expresando que “la violencia en el lugar de trabajo atenta contra la dignidad y los derechos de las personas trabajadoras, pero también es una amenaza a la eficiencia, eficacia y éxito del trabajo que desarrollan las y los profesionales, y por ende las organizaciones e instituciones en el que su ubican”.